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Recientemente algunos medios trataban de comparar el juego de nuestra Selección Nacional de fútbol con el fútbol sala. Para mí gusto el titular no era del todo acertado “la Selección de Del Bosque hace jugadas propias del fútbol sala”, no tanto en la forma como en el fondo de lo que quería decir. No son las jugadas sino la lógica interna que comparten ambos deportes, referida a todas las acciones que realizan los jugadores exclusivamente de manera intuitiva sin condicionantes externos como el entrenador, el árbitro u otros.

Muchos jugadores de fútbol empezaron en la cancha pequeña en la Escuela o en el club del barrio, es un deporte más apropiado o que se presta más para la práctica deportiva en las edades tempranas. No es tan fácil, sin embargo, encontrar ese camino a la inversa. Podemos decir, por tanto, que en esta comparación el fútbol sala siempre sale ganando.

Algunos de los componentes de la Selección del campeona del mundo en Suráfrica, en sus inicios como jugadores en las etapas de iniciación, destacan la práctica del fútbol sala como algo muy importante para su posterior desarrollo dentro de su disciplina. Nombres como Juanfran Torres, Fernando Llorente, Xavi, Álvaro Arbeloa o Javi Martínez.

De igual manera, el fútbol sala juega un papel protagonista en las etapas de formación del fútbol brasileño y otros países que conoceremos a través de este número: Marcelo, Neymar, Ronaldinho, Robinho, además de los dos grandes del momento Messi y Cristiano, y una lista interminable de cracks mundiales que empezaron en el 40×20.

Cerca del área es donde más se manifiesta el talento. En fútbol sala estamos cerca del área en muchas ocasiones por las dimensiones de la cancha. En fútbol los equipos que tienen más talento quieren la posesión del balón para llegar cerca del área contraria con el balón controlado y marcar la diferencia.

En los deportes colectivos los jugadores basan su eficacia en su capacidad de adaptación a un entorno permanentemente cambiante. Ésta capacidad de interactuar con el medio es la que va a determinar el éxito del jugador y del equipo en una competición.

Los modos tácticos suponen la organización de las acciones individuales y colectivas, que se expresan mediante la aplicación de los diferentes sistemas, combinaciones y variantes durante el juego y la competición. Es aquí donde más rico es el fútbol sala y donde más partido está sacando nuestro panorama futbolístico actual, sobre todo en España, donde está de moda eso del jogo bonito o el tikitaka.

Ya lo dijo Miguel Rodrigo, Seleccionador de Japón, que realizó un vídeo sobre el FC Barcelona de Pep Guardiola donde estudiaba las similitudes de uno y otro deporte: “Practica el fútbol sala para ser un gran jugador de fútbol”.

El fútbol sala se caracteriza por una gran cantidad de movimientos sincronizados en la mayoría de sus acciones y es aquí donde el fútbol, sobre todo en los movimientos en el medio campo, la estrategia a balón parado o la colocación de los jugadores tras pérdida para recuperar el balón puede enriquecerse enormemente.

El profesor Javier Sampedro ya en 1988 hacia una comparación afirmando que “no es de extrañar que, en nuestro país de tanta tradición futbolística, haya calado tan profundamente el fútbol sala. Hemos visto en cualquier playa, descampado y en la misma calle, jugar a esa mezcla de fútbol y fútbol sala en espacios difícilmente delimitables, sin árbitro y con unas cuantas piedras haciendo de porterías”.

Donde mayores diferencias encontramos entre el fútbol y el fútbol sala probablemente es en la preparación física del futbolista, condicionada por dos factores fundamentales: espacio y tiempo. La duración del partido, las dimensiones del terreno de juego y el número de jugadores fundamentalmente.

Aunque ambos deportes requieren principalmente de la fuerza como cualidad física fundamental, el fútbol es quizás el deporte de equipo de mayor demanda física global. Este es un aspecto diferencial entre uno y otro condicionado además por la posibilidad de hacer los cambios para descansar de manera ilimitada.

No se trata en ningún caso de rivalizar entre un deporte y otro, sino  de aprovechar el conocimiento y los métodos de entrenamiento que se desarrollan en el fútbol sala y de esta manera fomentar nuestro deporte desde otro punto de vista.