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Últimamente hablamos mucho de talento _del latín talentum, moneda de peso o unidad de medida_. Este término ha ido evolucionando y hoy se emplea para hablar de la capacidad de desempeño, de la inteligencia o de la aptitud para desarrollar una ocupación. En el deporte relacionamos el talento con lo diferente, original, imprevisible o decisivo.

En los últimos meses hemos viajado en dos ocasiones al interior de Brasil, para asistir a varios partidos de la Liga Nacional y de la Liga Paranaense, impartir un curso de formación para entrenadores y organizar campus de fútbol para niños y niñas. Así, hemos tenido ocasión de sumergirnos en su cultura y filosofía deportiva. Allí hay talento, viven y aman el deporte _ el fútbol en particular_ y en sus caminos y carreteras hay dos símbolos muy característicos que hacen de todos sus paisajes una imagen inconfundible: una iglesia y un campo de fútbol. En concreto, en el Estado de Paraná hemos visto cómo se respira fútbol sala por los cuatro costados y donde cinco equipos de la Liga Nacional (Marreco, Pato Futsal, Foz Cataratas, Cascavel y Copagril) conviven en un espacio muy pequeño. A su vez los estados vecinos de Santa Catarina y Río Grande del Sur aportan otros ocho equipos más a la liga. El sur de Brasil es FÚTBOL SALA. De hecho, el fútbol sala mundial sigue mirando hacia allí como la gran cantera de donde poder importar jugadores de talento. Por eso os acercamos grandes historias del país carioca en este número.

Últimamente parece que todos debemos ocupar un puesto en la trinchera, a un lado de la guerra, defendiendo los colores de la LNFS o de la RFEF; también debemos decidirnos por el juego más defensivo y de posición o queriendo dar más libertad a los jugadores; o defendiendo a ultranza el uso del juego con portero jugador y el reglamento o por el contrario siendo detractores de los que hacen uso de él. Hasta parece que hay que pedir perdón por decir que la nueva pista color gris de la Copa en el Martín Carpena nos gusta más que la clásica azul de la última década. Escoge un bando o no eres nadie. ¡Hasta dónde va a llegar la imbecilidad! Quizá el talento también sea saber separarse de todo eso y opinar sin timidez en mitad de la tormenta.

Ricardinho, el jugador que más nos ha ilusionado durante las últimas temporadas, también suele ser muy crítico con el fútbol sala actual y comentaba en tuiter tras la disputa del primer partido en la Copa de España en Málaga de esta manera: “Es triste, pero el fútbol sala de hoy es esto: sin brillo, sin regate, sin … jugar al error y a no equivocarse. ¡Se echa de menos la diversión del fútbol sala!”. Si O Mágico echa de menos divertirse, apaga y vámonos.

Es cierto que hay factores externos que pueden favorecer ese proceso, pero el talento se lleva en el interior por naturaleza. Dice Valdano al referirse a Messi que ‘es difícil ver a un genio que se haga en el camino. El genio nace desde la cuna’. Estoy muy convencido de esa idea. Hablar de genio no es solo ver regatear al crack de Adri Martínez Vara, meter un golazo de vaselina a lo Paulo o hacer las lambrettas de Falcao. Tener talento es, por ejemplo, hacer todo eso ante miles de personas y parecer que estás jugando en la cancha de tu barrio con tus colegas. No es solo hacerlo sino dónde hacerlo, ese matiz es importante. Eso es para mí el talento y eso es muy difícil entrenarlo. Dejemos que siga floreciendo, creciendo y desarrollándose. Si pensamos en la formación de los jóvenes debemos ser facilitadores del talento. Si seguimos encorsetando a los jugadores en tácticas y sistemas, perderemos jugadores de talento porque se aburrirán y abandonarán si solo juegan para tratar de cumplir lo que les decimos a gritos desde la línea de banda. Me gusta escribir, pero soy entrenador y antes de todo eso fui jugador. Me gusta jugar por encima de todo y hay una forma sencilla de desarrollar el talento: aprender jugando. Tengo claro que nos hemos convertido en entrenadores de pizarra y que dedicamos más tiempo a estudiar cómo mover las fichas que a la comprensión de la propia lógica del juego.

Miguel Rodrigo afirma en páginas de este número que ‘hay un movimiento Matrix entre las últimas generaciones de entrenadores que convierte el futsal en aburrido’. Siempre hay que escuchar al maestro. Él también está presente en este número para hablarnos de su ‘regreso a casa’. Hay que dejar de mirar fuera y mirarnos a nosotros mismos. Dejad de mirar hacia otro lado, la solución está en nuestras manos en el próximo entrenamiento con nuestros equipos.

Quiero mandar desde aquí un cariñoso mensaje de ánimo a todos para sobrellevar la pandemia de la COVID-19 y la crisis sobrevenida que nos está tocando sufrir. Mucha fuerza a todos y espero que volvamos a encontrarnos pronto en una cancha de fútbol sala. De momento, nos conformaremos con leer las historias de Carlos Ortiz, Amandinha, Sergio Lacerda, Pintinho, Adri o Raoni Medina entre otros. Figuras con mucho talento y grandes protagonistas de este número ocho de Futsal360.

El fútbol sala es diferente y debemos continuar con entusiasmo en busca de nuevos talentos que nos hagan seguir siendo únicos.

Director Futsal 360

Andrés Parada